El ojo izquierdo es una rama,
el ojo derecho es un cuervo.
El cuerpo es luz tenue y arenas
donde el corazón estudia
a la sombra de los filtros
y confunde los mundos distintos
formados a orillas de las venas.
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Se escucha el sonido del acecho
en el paraíso de los túneles.
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Introduce un pie en el laberinto
y deja que te sigan los brazos soñadores,
desata tu tormenta
y no acudas al reclamo de los ecos
que formarán el barro.
De La mano muerta cuenta el dinero de la vida, 1997