Treinta y seis
treinta y siete,
treinta y ocho veces
te morderé los pies
hasta saber la horma de tu boca,
la fiebre que ayer tuve
y la distancia
de puntillas
que va del hueso al fruto,
del corazón a la lengua,
de la raíz al vértigo terrible
y el granizo
de tu piel y mis nubes
arruinando las uvas
de este mes de septiembre
De Amor ciego